Los duelos silenciados o desautorizados son aquellos que nosotros mismos, el entorno o la sociedad en la que vivimos nos niega o cree que no es pertinente expresar de la forma que realmente necesitaríamos.
Algunos ejemplos de duelos desautorizados son:
- Duelo perinatal y gestacional.
- Duelo por pérdida de capacidades.
- Duelo por la pérdida de trabajo.
- Duelo migratorio
- Duelo por tu ex pareja.
- Duelo por una mascota.
- Duelo por un amante.
- Duelo por el nido vacío.
Existen tantos duelos desautorizados como vínculos afectivos no reconocidos. Cuando el entorno social resta valor al vínculo afectivo porque no entiende, desconoce o racionaliza la pérdida. Evitamos conectar con el dolor del otro, sobre todo cuando no entendemos el vínculo afectivo que había entre la persona y la pérdida. Entonces sacamos nuestros mecanismos de defensa como la racionalización, la represión o la negación para no conectar con el sufrimiento ajeno:
-“Seguro que encontrarás otro trabajo”,
– “¡Cómo lloras… si era sólo un perro!”,
– “Ya no puedes conducir porque eres muy mayor”
– “Estabas de muy pocas semanas, mejor ahora que más tarde”.
No validar estos procesos de duelo puede traer consecuencias. Es importante transitar en el duelo, sentir el dolor, para poder sanar.
Estar en duelo implica sentir muchas emociones que van cambiando porque es un proceso que pasa por distintos momentos. Es importante transitar en el duelo. Significa estar conectado con qué es lo que se siente y darle valor. Si una persona se niega a sentir, por pensar que no se le permite o porque no debería estar así, puede tener la falsa sensación de estar bien. Sin embargo, un duelo que no se ha elaborado de forma saludable tiene consecuencias. Si más adelante tienes otra pérdida, puede que se abra la herida de ese antiguo duelo no permitido, o puede desencadenar otros problemas en salud mental. Detrás de casos de ansiedad, depresión, drogodependencias, trastornos de conducta, cambios de estilo de vida… vemos que tienen origen en un duelo no elaborado de hace años.
Y es que los estudios así lo demuestran: el apoyo emocional que se recibe de nuestro entorno social más próximo desempeña un papel fundamental en el mantenimiento de la promoción de la salud y en la sanación de procesos dolorosos. De hecho, cuanta más percepción de apoyo emocional tenga la persona, menor vulnerabilidad y tendrá más estrategias de afrontamiento de la situación.
Cuando un duelo no puede ser expresado porque se convierte en tabú, la situación se vuelve más complicada, ya que el dolor se mantendrá presente hasta permitirnos identificarlo, atenderlo y así sanarlo.
Ahora que ya conoces un poco más sobre los duelos desautorizados o silenciados, sabes que debemos validarlos por igual! Espero que este post haya sido de vuestro interés!